Líderes religiosos analizan respuestas al movimiento global de refugiados y migrantes
23 de agosto de 2017 | Fort Lauderdale, Florida, Estados Unidos | Libna Stevens, División Interamericana
Ante el movimiento masivo sin precedentes de migrantes y refugiados en el mundo actual, expertos y defensores de la libertad religiosa que asisten esta semana al VIII Congreso Mundial de la Asociación Internacional de Libertad Religiosa (IRLA) analizaron la actual respuesta global hasta el momento y exploraron maneras de responder mejor a las necesidades de millones—lo que incluye sus derechos religiosos—forzados a huir de sus hogares y a cruzar fronteras.
Las estadísticas muestran que, para el final de 2016, 65,6 millones de individuos habían sido desplazados a la fuerza en todo el mundo como resultado de la persecución, el conflicto, la violencia y las violaciones a los derechos humanos, señaló el doctor Nelu Burcea, subsecretario general de la IRLA. El doctor Burcea está a cargo de desarrollar relaciones en nombre de la IRLA con diversas instituciones internacionales, lo que incluye las Naciones Unidas, la Unión Europea y la Unión Africana.
El doctor Burcea explicó qué es el Compacto Global de las Naciones Unidas, que fue resultado de una cumbre de alto nivel en septiembre de 2016. El compacto incluye valientes compromisos de responder al problema de los refugiados, tales como incorporar a los países anfitriones detrás de un esfuerzo coordinado más humano, y preparar al mundo para desafíos futuros.
Conocida como la Declaración de Nueva York sobre los Refugiados y Migrantes , “el compromiso reafirma las obligaciones de respetar plenamente los derechos de los refugiados y migrantes, y busca la adopción de un compacto global para los refugiados para un orden migratorio seguro”, dijo Burcea.
Burcea explicó que los objetivos claves del marco de respuesta abarcador a los refugiados incluyen aliviar la presión sobre los países que aceptan y albergan a los refugiados, cultivar la independencia de los refugiados, expandir el acceso a soluciones en terceros países, y apoyar condiciones que permitan que los refugiados regresen voluntariamente a sus países.
Algunos de los principales países que albergan refugiados son Turquía, con 2,89 millones de refugiados; Pakistán, con casi 2 millones; y miles más en Líbano, Irán, Uganda y Etiopía.
“Este [marco de respuesta] es un hito de la solidaridad global y protección de los refugiados, en momentos de desplazamientos sin precedentes”, dijo Burcea.
En el centro mismo de la respuesta se encuentra la creencia de que todos los refugiados merecen dignidad y derechos humanos básicos que tienen que ser defendidos.
Es necesario destacar una mayor libertad religiosa para hallar soluciones más durables a la hora de asistir a refugiados que son perseguidos y desplazados de sus países, explicó Burcea.
Las organizaciones religiosas pueden ayudar a tartar de hallar soluciones para los refugiados que sientan que enfrentan un futuro incierto, dijo la doctora Blandine Chelini-Pont, profesora de Historia, Derecho y Religión en la Universidad de Marsella, que habló sobre la crisis de refugiados en Europa. La doctora Chelini-Pont ha escrito de manera extensa sobre cuestiones históricas y contemporáneas relacionadas con la religión, el derecho y la sociedad.
“La movilización de la ayuda de instituciones benéficas de organizaciones religiosas ha ayudado tremendamente a los refugiados en Francia, Italia y Alemania”, dijo Chelini-Pont. Puede hacerse aún más para ayudar a acelerar el proceso de documentar legalmente a cada refugiado, dijo ella.
“El primer paso para que [los refugiados] tengan justicia es ser legales, ser oficiales”, dijo Chelini-Pont. La documentación legal, como por ejemplo una visa de tránsito temporario o un permiso para los que solicitan asilo, puede ser una solución para procesar mejor la transición de los refugiados.
El doctor Cole Durham Jr., un erudito de renombre internacional, y director fundador del Centro Internacional de Derecho y Estudios Religiosos, destacó los derechos de libertad religiosa de los refugiados, que son tan importantes, en especial en momentos de movimientos y desplazamientos.
“Necesitamos pensar con sensibilidad de lo que sucede a las personas durante la transición, sobre cómo amoldarse a sus tradiciones religiosas, sus procesos internos de la práctica de las creencias religiosas”, dijo Durham. Es importante discutir cuál debería ser la función de los que atienden a los refugiados.
El problema parece estar en el problema de procesamiento que está vinculado a la falta de opciones de reubicación, y al temor y las preocupaciones de que se vean explotados, dijo Durham.
“Los grupos religiosos pueden marcar una diferencia porque tienen la motivación, el altruismo de hacer algo con los extranjeros, usando con oración esfuerzos creativos que hallarán maneras de ser mucho más útiles”, añadió.
La Agencia Adventista de Desarrollo y Recursos Asistenciales (ADRA) ha estado demostrando el amor y la compasión de Dios por los desplazados durante décadas, pero más ahora ante la ola de migración económica particularmente en África, dijo Imad Madanat, quien está al frente de los programas de emergencia global y desarrollo de ADRA Internacional, y dirige la secretaría de Enlace con la ONU.
Estadísticas extraídas del Despacho de la ONU , que monitoriza el desplazamiento interno en el mundo, muestran que tan solo en la primera mitad de este año, nueve millones de personas han sido desplazadas, compartió Madanat.
“ADRA, junto con las organizaciones religiosas, tienen una gran marca que dejar en beneficio de esos desplazados”, dijo Madanat.
Unos tres millones de personas en 39 países han sido atendidos durante su transición a sus lugares de reubicación. “Nos hemos ocupado de temas de salud, faltante de agua, les hemos brindado refugio y apoyo psicosocial y social, y centros de información para refugiados y migrantes que estaban de paso”, explicó Madanat.
ADRA ha ayudado a un gran hospital de emergencias, distribuyendo juegos de naturalización para las familias, y estableciendo un centro de información en Serbia que ayuda a migrantes y refugiados que necesitan saber sus derechos, entre otras actividades.
“Está claro que el papel de la iglesia y las agencias religiosas tiene que amortiguar las relaciones entre los desplazados y las autoridades locales y del estado”, añadió Madanat. “Las instituciones religiosas ofrecen un lugar seguro y familiar para que los refugiados busquen ayuda y apoyo”.
Las ONG ya cuentan con una infraestructura para apoyar la educación médica a la comunidad de refugiados, y brindar la experiencia, la infraestructura y la ayuda legal a nivel local, expresó.
El panel de expertos concordó en que defender el estandarte de la libertad religiosa y los derechos humanos podría traer soluciones más duraderas para ayudar a que los refugiados progresen y no solo sobrevivan, reduciendo el riesgo de estadías prolongadas, y reduciendo su dependencia de la ayuda humanitaria.
Traducción de Marcos Paseggi
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