Por qué es esencial la salud de la flora intestinal
Un motor de búsqueda común muestra que los estudios de la flora intestinal se han disparado en los últimos años. El genoma microbiano, o microbioma, parece ser una prometedora nueva área de investigación, dijo Michael J. Orlich, quien enseña en la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Loma Linda.
No es, sin embargo, una ciencia “nueva”, recordó. Sus orígenes se remontan a los investigadores sobre la flora intestinal a partir del siglo XVII, lo que incluye estudios del siglo XIX sobre los beneficios del yogurt para la salud de la flora intestinal. También incluye al médico que fuera adventista John Harvey Kellogg, en los últimos años del siglo XIX y los primeros del XX. Kellogg escribió de manera extensiva sobre la importancia de la salud intestinal para la salud en general.
El tema está nuevamente en boga, explicó Orlich, porque ahora existen nuevas y mejores herramientas para llevar a cabo las investigaciones. “Una pregunta que nos hicimos es”, dijo, “si es posible que algunos de los beneficios observados en una dieta vegetariana puedan deberse a un microbioma diferente”.
Algunos estudios recientes muestran que en efecto, la dieta afecta el microbioma, pero no de la manera en que algunos investigadores esperaban. “El análisis de tres estudios muestra que la cantidad de fibra en la dieta y la cantidad de plantas y frutos consumidos podría explicar las diferencias, en lugar de tan solo ser vegano, ovolactovegetariano o no vegetariano”, reconoció Orlich.
Por qué las bayas son buenas para la flora intestinal
Datos recientes indican que el consumo de alimentos ricos en polifenol como es el caso de las bayas [fresas, frambuesas, etc.] está asociado con la diversidad microbiana en la flora intestinal, lo que es sumamente beneficioso, dijo Aedin Cassidy, profesora de Nutrición de la Universidad de East Anglia, en Inglaterra. Interés especial de investigación se ha dado a la interacción con una clase de polifenoles/flavonoides, la subclase antocianina.
Cassidy explicó que cambios después de ingerir antocianina resultaron en mejoras en las inflamaciones y la sensibilidad a la insulina. “Esto brinda los primeros datos convincentes […] de que los flavonoides resaltan los efectos de salud del microbioma de la flora intestinal”.
Los estudios específicos sobre el consumo de bayas han resultado reveladores, dijo. “El consumo de bayas reduce el deterioro cognitivo, y ha mostrado que reduce el riesgo de hipertensión, diabetes, Parkinson y las afecciones cardíacas”, dijo Cassidy.
Lo importante, dijo, es saber que los alimentos que comemos pueden alterar el microbioma de la flora intestinal. “El microbioma de la flora intestinal humana responde con rapidez a un cambio en la dieta”, dijo Cassidy al compartir resultados de un estudio en el que los sujetos mostraron alteraciones en la actividad metabólica microbiana de la flora intestinal solo cinco días después de hacer cambios en la dieta.
Es una ciencia en sus inicios, y aún se necesitan nuevos estudios para explicar las asociaciones entre las antocianinas y la salud cardiometabólica. Mientras tanto, bien haríamos en comer alimentos ricos en antocianina tales como las bayas, dijo Cassidy.
Por qué las nueces son buenas para la flora intestinal
El consumo de nueces ha sido asociado con menores riesgos de sufrir afecciones cardiovasculares y ciertos tipos de cáncer, recordó David J. Baer, Jefe de Investigaciones del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos en Maryland. La incorporación de, por ejemplo, todo tipo de nueces en la dieta disminuye el colesterol LDL, que es un factor de riesgo establecido para las afecciones coronarias. También se refirió a estudios que muestran que una dieta enriquecida con nueces reduce el crecimiento del cáncer de próstata.
Las investigaciones contemporáneas están comenzando a enfocarse en los mecanismos por los cuales la dieta altera el riesgo de sufrir cáncer, algo que ha producido un interés creciente por comprender mejor lo que sucede en la flora intestinal. ¿Pero por qué?
Según Baer, las nueces son un grupo alimentario único “porque liberan más grasa dietética al intestino grueso (un lugar donde se produce una significativa fermentación anaeróbica en los seres humanos) que la mayoría de los demás alimentos”. Datos emergentes indican que las nueces pueden ayudar a reducir las enfermedades cardiovasculares y el cáncer gracias a los efectos sobre el microbioma.
Estudios con nueces han mostrado de qué manera ayudan a la flora intestinal, por ejemplo, a producir butirato, que posee una función de barrera y ayuda a la regulación inmunológica y a la motilidad intestinal. Las nueces de nogal, específicamente, también reducen la concentración de los ácidos secundarios de la bilis, que conllevan un riesgo mayor de sufrir cáncer de colon.
“Las nueces pueden alterar la composición de los microorganismos de la flora intestinal”, dijo Baer. “Y los complejos producidos a nivel microscópico que son inducidos por el consumo de nueces están asociados con un riesgo menor de afecciones cardiovasculares y cáncer”.
Un llamado a la precaución
A medida que se llevan a cabo nuevos estudios, los investigadores deberían ser precavidos y no sacar conclusiones automáticas, advirtió Orlich al fin de su presentación. “Parte del énfasis actual en la dieta y el microbioma se basan en despliegues publicitarios, y puede que sean exagerados”, dijo. “Aun así, hay grandes esperanzas de progresar en esta área”.
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